Violencia islamista y cristiana.
Señor director:
“¡Que sinvergüenza habría sido si hubiera hecho por mí lo que he hecho por Inglaterra!”, confesaba en su vejez uno de sus dirigentes. Y un proverbio actualísimo señala que, al revés del patriotismo, “el nacionalismo es la tapadera del cubo de basura”, colectivo y personal, como hoy y aquí en el caso Pujol. También es frecuente tener que recordar que hay gente buena y gente mala, pero que la religión consigue que los buenos hagan cosas malas; ya Lucrecio se lamentaba de los grandes males que cometían algunos, llevados por ciertas opiniones religiosas.
Se comprende, pues, que en el Islam, donde nacionalismo y religión están unidos, se puedan cometer maldades con buena conciencia, ejecutando auténticos sacrificios humanos en honor a Alá. Muchos siglos de estrecha convivencia con ese Islam influyeron en la Europa cristiana, hasta llegar a la aberración antievangélica de admitir la guerra santa, las cruzadas; y no sólo en el medievo, sino en la Europa moderna, como Eisenhower en su “Cruzada en Europa”, el cardenal Spellman en Vietnam y Bush en Irak y alrededores, donde todavía mueren muchos más inocentes que en París. En España, donde el contacto con el Islam llegó a ser máximo, todavía viven quienes sufrieron la cruzada de Franco, y aún gobiernan los no consideran dignos de ser españoles, ni merecer más sepultura que las cunetas, a quienes no profesen esa tan desviada versión del cristianismo que es su vigente nacionalcatolicismo.
Martín Sagrera, religiólogo.
- del Sagrario, 34. 28027. Madrid. Tel. 610058097.
Deja un comentario