Porque los Estados no pierden oportunidad de dar un paso hacia la arbitrariedad y el autoritarismo. Qué éxtasis para el poder no ver a nadie en las calles, no solo porque nadie está delinquiendo, sino porque nadie está divirtiéndose y sobre todo protestando. Para el pensamiento controlador el orden nunca parece tan perfecto como cuando tiene un instrumento adicional de intimidación: estamos coartando tus libertades solo para salvarte. Por eso terminan prohibiendo hasta a los campesinos caminar por los campos y convierten la cuarentena en un instrumento exagerado del poder. Fingen salvarnos de morir, pero si eso les preocupara tanto no habría tanta gente muriendo de hambre, los accidentes viales ya habrían producido la prohibición del tránsito automotor, la pobreza sería la principal preocupación de los gobiernos y de los Estados. Y por supuesto tendrían respiradores de sobra en los hospitales y salud universal garantizada.
¿Por qué hay tanto miedo? – ELESPECTADOR.COM
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