Los inciensos que hoy se lanzan sobre la figura de Adolfo Suárez son loas a la gran mentira de aquellos años y firmes rechazos, entre otros, al proceso soberanista catalán y vasco y a las exigencias sociales reclamadas en la última Marcha de la Dignidad del pasado sábado 22 de marzo. ¡No nos confundirán!
vía Otras miradas » Suárez ha muerto, pero su Transición sigue viva.
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