Era invierno de 1948 y un joven llamado Eviatar Nevo araba un campo en el norte de Israel. De repente la mula tropezó con algo y se paró en seco. El obstáculo que descubrió entre la tierra marcaría el resto de su vida y su carrera como científico. “Vi una fantástica estructura hecha de tierra con tres compartimentos diferentes en los que se almacenaban otras tantas especies vegetales. La limpieza era tal que estas no germinaban y permitían conservarse como comida”,
junio 9, 2014