Con el advenimiento de la II República, el primer gobierno republicano-socialista quiso afrontar un ambicioso programa de reformas políticas, económicas, sociales y culturales para sacar al país de su atraso secular. El reto era enorme. Los recursos, escasos. La correlación de fuerzas, precaria para la izquierda obrera y la pequeña burguesía progresista. La cuestión agraria era en España, en 1931, una cuestión pendiente. Salvo algunas zonas y sectores productivos, el panorama agrario se caracterizaba por la baja productividad por hectárea, el atraso tecnológico, la pobreza y la desigualdad extremas, así como la persistencia de vestigios feudales en muchas zonas.
La cuestión agraria, cuestión pendiente
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