Bonet añade que las sesiones son igual o más beneficiosas para los padres. “Ver sufrir a un hijo es una de las cosas más dolorosas que puede haber en la vida”, prosigue. “Cuando hacemos música y los niños ríen, lloran de alegría o desconectan un rato, los padres nos dicen que son momentos mágicos para ellos”.
Origen: El poder de la música para tratar a menores con enfermedades terminales
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