Pamplona, San Fermín y… pobre de mí, que permito que la fiesta grande de mi pueblo esté empapada de dolor y sangre de seres inocentes; pobre de ellos, que asustados y desorientados recorren las calles estrechas y empedradas, se resbalan, se rompen las patas y, exhaustos y doloridos, llegan a la plaza; y pobre de todos nosotros, que un año más somos testigos pasivos de un espectáculo inmoral, que de paso llena el bolsillo de una industria, reliquia del medievo más tenebroso.
vía Punto y seguido » Toreo, tradición ‘tortural’ e izquierda.
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