En una época en la que se contempla pasivamente cómo un grupo de inmigrantes se ahoga intentando alcanzar la orilla o, peor aún, se contribuye a que mueran con disparos de pelotas de goma, los que se llaman a sí mismos defensores de la vida deberían incinerarse a lo bonzo ante el Ministerio del Interior para poner en evidencia el cinismo gubernamental.
marzo 1, 2014